domingo, 29 de enero de 2012

Leopoldo: ¿un fiasco?

Leopoldo: ¿un fiasco?

Las alianzas políticas son tácticas coyunturales que a veces rompen principios. Ellas no constituyen dogmas, sin embargo, estas se pueden constituir en un boomerang destructivo para una de las partes.

Hace pocos años hice una condensación de un libro sobre estrategia electoral escrito por Dick Morris, exitoso asesor de los presidentes Clinton y Fox. Aproveché en enviarle a Dick Morris este trabajo a través de un amigo, quien al saber que soy venezolano comentó que en nuestro país existían dos jóvenes que por sus condiciones políticas, intelectuales, sociales y carismáticas estarían llamados a ser los conductores de Venezuela en los próximos años, ellos eran Augusto Uribe y Leopoldo López. El primero se retiró prematuramente del accionar político. El segundo renunció sorpresivamente a sus aspiraciones como candidato de la Mesa de la Unidad Democrática. Se equivocó Dick Morris.
Cuando Leopoldo López se lanzó a la arena política -y por discrepancias abandonó Primero Justicia y luego Un Nuevo Tiempo- impactó en la sociedad venezolana con su nueva forma de hacer política a través de redes sociales, llegando así a todos los rincones de nuestra geografía. Se identificó con una corriente ideológica y comenzó a construir un mensaje de esperanza y voluntad de lucha en los diversos sectores a los que llegó su presencia. Construir una organización política como proyecto de futuro para crear una sociedad mejor constituye un esfuerzo de años, equipo, mensaje, organización y como él mismo lo resumió, de voluntad popular. Con este nuevo instrumento, su tenacidad y su carisma se ganó la confianza y el respeto de intelectuales, estudiantes, trabajadores, jóvenes, viejos, en fin, penetró en todos los estamentos de nuestra sociedad.
Leopoldo fue afectado por arbitrarias medidas tomadas por altas esferas de este gobierno a sabiendas de que lo que indicaba Dick Morris lo olfateaba Hugo Chávez. Así fue como se le impidió ejercer cargos de elección popular y después de agotar todas las instancias nacionales recurrió ante la Corte Interamericana de Justicia haciendo uso al derecho de accionar para que esta se pronunciara al respecto. Se fundamentó en que:
a) La medida fue dictada por el contralor y no por un tribunal.
b) La medida violaba su derecho constitucional para postularse a cargos de elección popular.
c) La medida afectaba el derecho al voto de quien simpatizara con él.
En base a estos planteamientos se acogió la Corte, la cual, como conclusión, declaró con lugar la pretensión del accionante. Lo habilitó políticamente y en razón de ello un elevado número de ciudadanos suscribieron su postulación como candidato presidencial ante la MUD. Sus simpatizantes, copartidarios y amigos lo acompañaron a lo largo y ancho del país seducidos por su carisma y su cacareada tenacidad para lograr sus objetivos.
Pero sucedió que después de participar en el último debate público con los demás precandidatos y firmar el programa de gobierno de la MUD, sin consultar con sus seguidores, a motu proprio renunció a su postulación y declinó a favor de Capriles Radonski. Nos negó a quienes le seguíamos nuestro derecho a escogerlo como candidato presidencial. ¿Y entonces para qué tanto reclamo, tanta alharaca ante los órganos nacionales e internacionales si al fin Clodosvaldo Russián tenía la razón?
Leopoldo: no se critican las alianzas, se critica tu actitud, tu falta coherencia y consistencia en mantener los principios por los que venías luchando y tu poca visión por la Venezuela que queremos. Creo que tu organización política ya no responde a la “voluntad popular”.

ST

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